el típico balance de fin de año
“ya no te espero” dice Silvio, y a mí más me parece que a las finales siempre se espera, o nunca se termina de esperar, de soñar, de anhelar. Y el “ya no te espero” es la esperanza de conformarse si aquél esperado se demora en aparecer, por lo menos para dejar constancia de que no se esperaba porsiaca aparece “otro” (jajajaja).
Yo espero y no lo oculto.
Y justamente en medio de este hoy, yo me encuentro esperando y viviendo al mismo tiempo, porque esperar no implica quedarse sentada junto al reloj, es vivir con los ojos abiertos.
Este no ha sido más ni menos que un tiempo difícil, por momentos insosteniblemente amargo, porque hay días en que “no sale el sol” o en que yo no amanezco junto al día. Pero también hay en los cuales todo se colma de plenitud y parece que la poesía, que la música, que el arte, que las letras y que la vida a sido descrita leyendo mis propios pensamientos. ¿Esas se llaman ilusiones? ¿Ilusiones cómo haciendo referencia a lo ilusa que una anda?, ¿haciendo referencia a que la felicidad no es más que un efímero momento soñado?. No. Mejor considerar las ilusiones en el sentido de andar ilusionada por la vida, caminar con fe, con ilusión cierta, ilusión verdaderamente existente y para nada tenue. A veces es así –yo no nací para vivir amargamente y soñar ilusiones coloridas- yo nací para vivir el hoy tal como es, más lindo que gris, con la ilusión –no esperanza- porque esperanza suena a que nunca pasará, de que así es la vida, es plena, es aire, son sensaciones, es vida.
“...como no te me quitas de las ganas”, ay! Este tipo que no deja de encontrar las palabras más apropiadas.
“y, si no apareces no me importa”... jajaja...yo creo que en el fondo siempre importa...
“la gente que me odia y que me quiere no me va a perdonar que me distraiga”
exacto.
“la gente que me odia y que me quiere no me va a perdonar que me distraiga”
exacto.
(gracias gente linda)